Resulta más eficiente hacer todo tipo de cosas sin buscar la perfección absoluta, que no terminar casi nada porque siempre todo puede ser más perfecto.
Cuando haces muchas cosas, con cada una de ellas aprendes de los errores, y la próxima vez lo haces mejor. Y al final, a base de corregir errores, consigues resultados muy buenos. Cada vez haces las cosas mejor y más rápido.
Si buscas la máxima perfección desde el principio, lo que consigues, si eres muy exigente, es ni siquiera terminar algo. O, si no eres tan exigente, puedes dar por terminada tal vez una sola cosa, en la que habrás empleado todo el tiempo. O tal vez dos o tres.
Cuando se presentan oportunidades en la vida, hay que actuar rápido. Esto no significa precipitadamente. Siempre hay que buscar un mínimo de información y consejo de gente entendida en la materia, para tomar la decisión de actuar o no.
Si te dedicas a prepararte, buscando la perfección, para esa oportunidad, mientras otros ya la habrán aprovechado. Se habrán beneficiado y tú todavía te sigues preparando. Puedes seguir preparándote, tanto que será inútil seguir, porque la oportunidad dejó de existir hace tiempo.
No te enfoques en lo insignificante
Cuando te enfocas en cosas que no son importantes ni urgentes, pierdes el foco en lo que sí es realmente importante para ti, para conseguir una vida mejor.
Puedes leer sobre esto y más consejos útiles en este libro
Y en este post Enfócate en lo que quieres
Pregúntate ¿afectará lo que decida sobre este asunto en el resultado final?. Si no va a afectar, mejor céntrate en otra cosa.
Acción
Es lo mejor que puedes hacer, tomar acción. Tus ideas iniciales van a ir cambiando según vayas haciendo las cosas. Todo va tomando forma poco a poco. Lo importante es salir de tu zona de confort, empezar y no parar.