A veces regamos cuando es demasiado tarde. Si una planta se ha secado completamente, de nada sirve regarla.
Hay que regar en la medida adecuada. Si se riega en exceso, la planta se puede marchitar. Si se riega demasiado poco, la planta sufre y no se desarrolla bien.
Lo mismo pasa con las relaciones de pareja. Tienes que cuidar a tu pareja en su justa medida. Si la cuidas demasiado, se puede sentir agobiada. Hay que dejar espacio, que la otra persona sienta que tiene su propia libertad. No intentes cambiar a la otra persona No cambies a nadie
Sé empático. Aclara bien las cosas, sé asertivo. No permitas que un malentendido arruine una bonita y larga relación.
Cuando una relación está quemada, por comportamientos abusivos prolongados en el tiempo, o por otras causas, llega un momento irreversible en el que regar, en el sentido de cuidar, solamente sirve para empeorar las cosas, como cuando diluvia sobre un bosque quemado.
La paciencia tiene un límite. Hay que solucionar los problemas a tiempo. Hablando se entiende la gente. Si las situaciones no se corrigen pronto, la relación se quema y de nada sirve entonces regar sobre cenizas.
Adelántate a los acontecimientos. Conoce las necesidades de tu pareja, y tenlas en cuenta para que tus acciones vayan encaminadas a tener una buena relación. Riega a tiempo para que el jardín se mantenga frondoso, y cuida de tu relación de pareja como si estuvieras regando un jardín.
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Aunque seas una persona independiente, si la compañía es buena, en pareja se disfruta mejor de la vida.